La expansión de la ideología del consumo y de la cultura de masas durante los revela grandes cambios materiales y sociales en la cultura contemporánea durante los 90’s. En este contexto la fotografía, y en particular la fotografía China, ha hecho un trabajo interesante al preocuparse de este proceso y recopilar importante material no solo para la apreciación en museos alrededor del mundo, sino que como documento histórico para las futuras generaciones.
Por Rocio Novoa
La palabra clave del estado actual de las urbes chinas y de las personas que las habitan es transformación. Transformación que se traduce directamente en el arte contemporáneo en términos de experimentación, trasgresión y nuevas ideas insertadas por una generación de artistas cuya actitud crítica ante un mundo de contradicciones, modernización y tradición les hace interpretarlo desde una parodia a sus símbolos más mediáticos. De estos cambios, que desgarran mentalidades y costumbres, surge la visión del artista contemporáneo chino, y en especial del fotógrafo.
Meneme Gras, directora de cultura y exposiciones de Casa Asia en España habla acerca de la muestra que durante el 2007 se presentó en Madrid y que justamente busca mostrar el desarrollo de la vida cotidiana en los noventa en China: “Son imágenes que no reproducen el mundo tal como se presenta, sino que se construye una puesta en escena para cada una de ellas: de ahí el carácter teatral de estas fotografías, donde se muestra la herencia de la tradición pictórica y la formación académica de sus autores”.
Reformas sociales, apertura económica y el contacto con Occidente ayudan a interpretar el presente de China. En las fotografías de los más importantes fotógrafos actuales que han retratado este tema, puede observarse la ya nombrada transformación que se ha producido en la vida cotidiana y pública de las nuevas y viejas ciudades, y cómo todo esto afecta al individuo. Se apunta que el poder de la imagen en China -y en particular de la imagen fotográfica en la década de los 90– ha alcanzado tal capacidad de persuasión que es imposible disociar la fotografía de aquellos acontecimientos que contribuyen y han contribuido al cambio de actitud y comportamiento social a un ritmo hasta ahora impensable y carente de precedentes.
Así, podemos establecer un recorrido en que cada artista y cada imagen se nterroga sobre la cuestión de la identidad. Por ejemplo, Liu Zheng presenta su serie “Los Chinos”, retratos de los personajes de la China más auténtica y desconocida, seguidos de la recreación de las escenas de la ópera de Pekín, que Zheng reinventa impúdicamente.
Yan Huang mezcla símbolos del arte clásico con medios tecnológicos modernos, fotografiando cuerpos usados como lienzos de pinturas de paisajes clásicos chinos.
Del objetivo de An Hong se desprende la crítica a la sociedad contemporánea a través de la parodia del culto budista (“Yo soy Buda”).
La obra de Yang Fudong, muestra al individuo en medio del caos urbano de la China moderna.
La obra de estos artistas contemporáneos “mira a la sociedad en la que viven con la perplejidad de una conciencia que se asombra ante sus propias acciones”, dice Menene Gras. Por otro lado, el tema de la búsqueda de la identidad, tanto colectiva como individual, es una constante en el trabajo de estos artistas. “La fotografía fabrica realidad, sea a partir de un modelo preexistente como a partir de la reproducción de un modelo específicamente creado para dar lugar a la imagen fotográfica. Esto hace que en la fotografía contemporánea china se dé tanto el registro de performances por sus propios autores, a modo de testimonio de acciones únicas que no se repiten, como el diseño y la creación de performances para hacer la fotografía o fabricar la imagen fotográfica”.